Protegemos
muchas partes de nuestro cuerpo contra el sol, como la piel, los ojos; pero nos
olvidamos de nuestro cabello. Por ello, cuando ella el verano, tenemos que
prestarle especial atención, si queremos tenerlo cuidado durante el resto del
año. El efecto del sol sobre nuestro pelo es más nocivo del que pensamos.
El
sol sobre nuestro cabello hace que las puntas se vuelvan más quebradizas y se
rompan con facilidad, es decir, el sol hace que salgan a la luz las temidas
puntas abiertas. Pero también resta brillo y suavidad.
Cuando
vemos que el sol clarea nuestro cabello es porque lo está quemando, por eso se
vuelve rubio.
Para
protegerlo, lo más adecuado es que el sol no incida directamente en el nuestro
pelo, sino protegerlo con un sombrero o con un pañuelo. Pero también hay
protectores solares para el cabello, al igual que hay para nuestra piel.
Además,
durante el invierno puedes ayudarte de mascarillas y cremas.
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