Desde hace una temporada, se escucha en la televisión
noticias relacionadas con el fraude en la carne, es decir, nos ofrecen carne de
vacuno o de cerdo cuando en realidad es carne de caballo no preparada para el
consumo.
Esto nos demuestra que los consumidores estamos
desinformados hasta cierto punto de lo que realmente comemos. Después de los
casos en los que se ha descubierto que en verdad el animal que comemos no es el
que se marca en la etiqueta, a todos nos surgen dudas sobre si lo que compramos
en nuestra cadena de confianza es lo que verdaderamente marca.
El problema en todo este tema, además de intentar engañar y
decir que una carne pertenece a un animal cuando en verdad no lo es, es que el
animal utilizado para engañar al consumidor no ha pasado las revisiones sanitarias
necesarias en vida para saber si es apto para el consumo humano.
La carne de caballo no es mala para el consumo humano, pero
hay partes del caballo que no son las recomendadas, y son esas con las que
están engañando.
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