Esto, sumado al hecho de que actualmente vamos siempre en coche, metro o bus a todos sitios, hace que nos movamos cada vez menos, algo que hay que arreglar. El detrimento de nuestra salud con el sedentarismo es muy evidente, pero son muchos los que aseguran que no tienen tiempo para practicar deporte después del trabajo, o simplemente, no les apetece. Pero como vamos a ver a continuación, no es incompatible el estar trabajando para no hacer ejercicio mientras tanto.
Existen muchas formas de aprovechar el tiempo de trabajo (o los trayectos desde y hacia el mismo) para hacer algo de ejercicio y mantenernos en forma. Podemos ir y volver del trabajo caminando, siempre que no esté muy lejos, o también en bicicleta, que es muy saludable. Trataremos igualmente de coger escaleras en lugar de ascensores, y de aprovechar cualquier excusa para levantarnos e ir de un lado a otro de la oficina. Caminar, en definitiva, siempre que eso no influya negativamente en nuestra productividad, por supuesto.
Igualmente podemos aprovechar los descansos para hacer algo de ejercicio, ya que muchas oficinas tienen gimnasios cerca, o incluso en las propias instalaciones. El caso es que existen mil y una formas de aprovechar cualquier ocasión para movernos un poco, como ya muestra este interesante artículo, y desterrar de una vez por todas el maldito sedentarismo que amenaza nuestra saludo.
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