El ser humano es
realmente curioso, como sabemos, capaz de lo mejor y de lo peor. A pesar de
saber todo lo malo que nos puede traer el comer comida basura, ingerir alcohol
o fumar, parecemos empeñados en
seguir provocándonos mal con todos esos “vicios”. Y es que es muy difícil
dejarlo, especialmente cuando se trata de los cigarrillos. Empezamos de adolescentes, casi por presión social, y
luego ya es casi imposible dejar algo que sabemos que nos está matando, nos
cuesta mucho dinero, y además cada vez nos da menos regocijo.
No hay duda de que fumar
puede matar, y a pesar de ello, son muchos los que siguen con un cigarrillo
encendido. ¿A qué se debe esto? La principal explicación tiene que ver con lo
adictivo que resulta, y lo complicado
que es dejarlo. Pero la razón más profunda nos lleva a porqué seguimos
fumando, o cuando lo hacemos. Cuando estamos cansados o estresados, cuando nos
sentimos agobiados…
Por ende, el mejor momento para intentar dejarlo son las
propias vacaciones. Exacto,
precisamente el momento en el que más tiempo libre tenemos para poder fumar.
También es cierto que será cuando más
relajados estemos, sin el agobio
o la presión del trabajo. El cambio de rutina favorece también nuestras
opciones para conseguir dejar este vicio
que solo nos hace perder dinero y salud. Costará, por supuesto, pero las
vacaciones son uno de los mejores momentos para conseguirlo, como ya hemos
expuesto.
Una de las mejores formas de conseguirlo es sustituir el tabaco por ejercicio físico.
Las endorfinas que nuestro cerebro lanzará después de ese ejercicio pueden
contratarrestar al menos en parte el efecto de la necesidad de tabaco cuando lo dejemos. Eso nos ayudará también a
recuperar la forma física y a sentirnos más a gusto con nosotros mismos.
Normalmente también se come más y se
engorda un poco cuando se deja el tabaco, algo que desde luego tampoco
debería preocuparnos demasiado en nuestras vacaciones.
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