Cuando empezamos a hacer ejercicio, cuando andamos o
corremos durante mucho tiempo sin estar acostumbrados a ello, es muy común que
en la planta de nuestros pies aparezca una ampolla en forma de pompa de aire
bajo la piel. Esa ampolla, si no se cura rápida y eficazmente, nos molestará
muchísimo al andar en los días siguientes.
Muchos no le dan importancia a esto y simplemente se ponen
algo de pomada y aguantar el dolor. Otros prefieren la solución más drástica, y
explotan la ampolla directamente. ¿Es lo más correcto? Seguramente sí, pero de
una manera controlada e higiénica, para impedir que la zona afectada se infecte
por haber explotado la ampolla como no hay que hacerlo.
Primero lavaremos bien la zona donde tengamos la ampolla y
posteriormente, la desinfectaremos con clorhexidina o en su defecto, con agua
oxigenada o betadín.
Pasaremos ahora al momento delicado, el de explotar la
ampolla, siempre con una aguja esterilizada.
Una vez tengamos abertura,
limpiaremos toda la herida y sacaremos el líquido ayudándonos con una gasa.
Cuando terminemos, volvemos a desinfectar con clorhexidina y colocamos una
tirita o apósito en la zona, para ayudar a que se cierre cuanto antes.
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